COFRADÍA NTRA. SRA. DE LA SOLEDAD

Tras la Guerra Civil y el paréntesis sufrido en las celebraciones de Semana Santa, la cofradía que nos ocupa recogió, el testigo de la antigua Cofradía de la Soledad. Que era de las más antiguas, procesionando por vez primera en el año 1880. Con una imagen que llegó a Novelda proveniente de Alicante, de los talleres de Antonio Riudavest.

Por todo ello, por lo que representa su imagen y por la forma de procesionar y cerrar los desfiles procesionales en los que participa, esta cofradía se ha ido forjando una imagen de respetuosidad merecida, a lo largo de sus muchos años de andadura, convirtiéndose en una cofradía emblemática en nuestra Semana Santa.

Por encargo y patrocinio de Nicasio Pérez Galdó y esposa, se encargó en el año 1942 la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, aprovechando para su construcción la cara y los brazos de la anterior Virgen de la Soledad destruida durante la guerra civil española. De esta antigua imagen también se conservó el manto de terciopelo negro bordado con hilo de oro que actualmente viste en las procesiones de Semana Santa, así como el pendón de la cofradía que abre su cortejo procesional.

Después de que Nicasio Pérez y su esposa reconstruyesen la imagen, fue su hermana, Amelia quien se haría cargo de ella hasta el año 1982. En esta fecha, la familia Amorós Navarro tomaría el relevo haciéndose cargo de la Cofradía. Amelia Pérez cedió a perpetuidad a la «Cofradía Nuestra Señora de la Soledad» la propiedad del «paso», formado por el trono y la imagen.

Desde entonces, varios han sido los cambios que ha llevado a cabo la cofradía, como reformar su hábito procesional, al añadírsele la capa de terciopelo negro o restaurar el trono, que, deteriorado por el paso del tiempo, fue sometido a una profunda restauración, así como también el cambio de báculos por otros de bronce.

El manto y el traje de la Virgen, que datan de 1880, es uno de los elementos más preciados de entre el patrimonio de nuestra Semana Santa, por el rico y fino bordado que luce en hilo de oro, de estilo modernista.

Hasta finales de los años sesenta, el cortejo procesional estaba formado por numerosas mujeres ataviadas con el típico traje negro con mantilla, que precedían a los penitentes vestidos con el hábito procesional, acompañando de esta manera el sufrimiento y la soledad de la madre, por la muerte de su hijo, que la imagen representa.

La Cofradía de la Soledad procesiona el Jueves Santo en la Procesión del Silencio, y el Viernes Santo en la Solemne Procesión del Santo Entierro y en el Vía-Crucis Penitencial del Viernes Santo.

Visten los cofrades túnica, capirote, guantes y capa de terciopelo negros, y cíngulo y botonadura dorados.

Cabe reseñar el almuerzo de convivencia que tiene lugar el Viernes Santo por la mañana, después del Vía-Crucis Penitencial, al que acude no sólo gente de la Cofradía, sino también vinculada con la Semana Santa.

Aunque si algo hubiese que destacar por encima de todo lo demás, este sería el emotivo encuentro que realiza Nuestra Señora de la Soledad con la imagen titular de la Cofradía del Cristo de la Agonía el Jueves Santo, tras la Procesión del Silencio. Dicho encuentro, que se produce frente a los arcos de los soportales del Ayuntamiento, es una de las estampas más preciadas de nuestra Semana Santa. Refuerza su dramatismo y emotividad al producirse en la oscuridad de la noche, (sin más luz que la de los propios tronos), ante silencio de la gran cantidad de gente que lo presencia, y los cantos de la coral desde los arcos del Ayuntamiento. Poseen estatutos eclesiásticos aprobados el 24 de mayo de 2001.


IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD

La imagen

La imagen de la Soledad que actualmente procesiona, conserva de la imagen original destruida durante la guerra civil española el rostro y las manos, que en el año 1968 tallara para Novelda Antonio Riudabets. Esta reconstrucción, que data del año 1942, conserva también las vestiduras originales de la desaparecida talla.

El rostro de la virgen esta tallado con una gran carga dramática, mostrándose lloroso y con la mirada dirigida hacia el cielo. Se acentúa el dramatismo con la boca entreabierta, las lágrimas de vidrio y el gesto de las manos, en el que se adivina la fuerza con que se aferra a los símbolos de la pasión de Cristo: los tres clavos y la corona de espinas. Acentúa este dramatismo el luto que luce en sus vestiduras.

Tanto el manto como el traje que viste la imagen de terciopelo negro, llevan bordados en hilo de oro diferentes motivos florales que por su fino diseño de estilo modernista, en vez de suavizar, intensifican el dramatismo que la imagen desprende.

Escena que representa

La devoción a la Virgen de la Soledad es antigua y se relaciona con la «Estación de María». Esta era una capilla dedicada a la Virgen en Jerusalén que poseían los etíopes. Estaba situada frente al Calvario y según la tradición, en ella residió la Virgen desde la muerte a la resurrección de Cristo. El edificio, y sobre todo lo que representaba impresionaba fuertemente a los peregrinos europeos, que a su vuelta difundieron esta devoción en sus naciones de origen.

La forma de representarla, sola y rodeada de los atributos de la Pasión, deriva de obras piadosas y exegéticas medievales.

El trono

Trono decorado en color dorado. Resaltan en su acabado las molduras y relieves tallados en madera. Se ilumina con cuatro brazos de luces en las esquinas de cuatro tulipas cada uno. Fue restaurado en 1986, por el artesano Pedro Botella.

Autor: Desconocido Fecha de realización: 1930

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